miércoles, 25 de mayo de 2011

Y EL REY DIJO...


Y el rey dijo...

”es necesario dar un urgente empuje al trabajo juvenil”

Y de inmediato los padres de la patria empezaron a correr de un lado a otro dando la orden de crear empleo juvenil por la gracia del verbo de su majestad.

Los empresarios, asumiendo los deseos del líder impuesto por la gracia de dios y del dictador, abrieron las puertas de sus empresas a los jóvenes parados y concediéronles la bendición del trabajo.

En unas horas el paro juvenil había desaparecido, todos los jóvenes, pletóricos de vitalidad y alegría, engrandecían el solar patrio con su laboriosidad y dedicación. España, gracias a la palabra real, ha abandonado la crisis.


Se me antoja vergonzoso que tengamos que aguantar el patetismo del jefe del estado pidiendo al viento dar un urgente empuje al empleo juvenil, pero más patético resulta escuchar las declaraciones del secretario de Estado de Economía argumentando la dificultad que esta tarea conlleva a pesar de las decisivas reformas que se han tomado.

Reformas que a día de hoy, seis meses después, lo único que han conseguido es abaratar y facilitar el despido de trabajadores, que lo único que han conseguido es empoderar aun más a las grandes corporaciones que se permiten el lujo de presentar ERE's al mismo tiempo que rinden los mayores beneficios de su historia, teniendo la cara dura de, además, aumentar los incentivos a sus ejecutivos de un modo casi exponencial.

"Siempre podréis contar con mi pleno apoyo" continuó el monarca. Pero ¿para quién iba esta muestra de apoyo? ¿Para el pueblo o para los “mercados”?

Si era para el pueblo..., la mejor muestra de apoyo que puede dar el Borbón es promover una reforma constitucional y proponer la III República como sistema político para nuestro país. Solo el día que nos libremos del lastre de la corona y de la iglesia los ciudadanos empezaran a perder el miedo y, como se está haciendo en la plazas de todo el estado, se tomará conciencia de sobre quien reside la soberanía.

Nos vemos en las plazas.

Salud y república, amigos.

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