viernes, 10 de junio de 2011

QUE TRABAJEN PARA NOSOTROS.

Saludos, ciudadanos.

Mañana será un gran día para la democracia, mañana se constituyen los equipos de gobierno de la inmensa mayoría de ayuntamientos del país. Mañana se concreta la voluntad popular y se consuma el dictamen democrático emitido por los ciudadanos.

La retórica de la democracia “convencional”, esa que se explica con el ejercicio del voto cada cuatro años, exaltará tanto a votantes como a elegidos. ¡El pueblo ha hablado!, ¡Hágase la voluntad del pueblo! 

A buen seguro que hay muchos ciudadanos que ya se están arrepintiendo de su elección, algunos hasta ya tendrán decidido no votar en los siguientes comicios, “total para que, si todos los políticos son iguales, antes de jurar el cargo ya me han traicionado”. La resignación es, en la mayoría de los casos, la consecuencia lógica de esta democracia “convencional”.


Pero existen alternativas, los ciudadanos contamos con herramientas y estrategias para seguir expresando nuestra voluntad todos y cada uno de los días del año, empezando mañana mismo.

Normalmente, tras conseguir su objetivo, nuestros representantes se olvidan de los ciudadanos y claro, si se olvidan de quien los puso ahí, ¿como van a gobernar para ellos?, imposible. No podemos dejar que se olviden tan pronto de nosotros. Mañana, un rato antes de que entren en el ayuntamiento para el pleno de investidura, nos presentamos en la entrada de la Casa Consistorial, nada más haciendo acto de presencia, siendo una multitud silenciosa, les haremos sentir el peso de la responsabilidad que van a asumir, verán, cara a cara, a quienes les votaron y también a quienes no les concedieron su confianza, pero para los que también han de trabajar. Si además surge algún cántico, genérico y apartidista, del tipo: “¡Recordad vuestras promesas!”, o “¡Trabajáis para nosotros!”, el efecto de impronta está garantizado, cuando juren o prometan el cargo se estarán acordando de nosotros.

Ellos pueden olvidar su programa electoral, pero nosotros no. Pleno a pleno hay que recordarles aquellas promesas que nos hicieron y que pudieron interesarnos. Los ciudadanos tienen derecho a participar y nunca está de más efectuar alguna pregunta incómoda, “¿para cuando la rebaja de sueldos que prometieron?”, “¿Que hay del recorte de asesores?”.

En la democracia no hay lugar para la apatía ni para el derrotismo, todos somos ciudadanos y nuestros representantes y gestores lo son para toda la ciudadanía. Las calles y plazas son un espacio ciudadano, son lugares de expresión y acción, expresemos nuestro descontento cuando aparezca, no hay lugar para la condescendencia, reclamemos los servicios y atenciones que nos merecemos. Nadie les fuerza a presentarse por lo que, cuando lo hacen, deben de asumir plenamente la responsabilidad.

Recuerda, mañana empezamos a ejercer la democracia, nos vemos en la plaza del ayuntamiento.

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