martes, 2 de agosto de 2011

¿Y SI REPARTIÉSEMOS EL TRABAJO?


4.079.742 personas sin empleo, 171.164 desempleados más que hace un año, a pesar de que en este último mes, atendiendo a la estacionalidad del sector turístico, la cifra se ha reducido en 42.059 personas.

A la hora de escribir este texto la prima de riesgo de la deuda española ha superado los 400 puntos básicos, aunque luego se ha situado entorno a los 380, y el presidente del gobierno ha retrasado su salida vacacional hacia Doñana ante la funesta situación financiera del país.

A pesar de que nuestra deuda apenas alcanza el 60% del PIB (en EE.UU. se sitúa en el 98,6% y en Italia supera el 120 %) los especuladores se lanzan sobre nuestra economía ante la perspectiva de las dificultades para afrontar los pagos derivados de la misma dada la complicada situación económica que atraviesa nuestro país. 

Esta dinámica especulativa sobre nuestra economía supone una ingente cantidad de dinero para pagar los intereses que genera nuestra deuda. Evidentemente, al disponer de menos recursos la reactivación económica queda gravemente comprometida, creándose un circulo vicioso paro-recesión-encarecimiento de la deuda-falta de recursos-más paro-recesión...

La reforma laboral no ha generado crecimiento del empleo ni el desarrollo de los contratos indefinidos, independientemente de la precarización laboral que ha generado.

La política de recortes y austeridad no se ha concretado en una reducción de la presión especulativa de los mercados, pero si que ha supuesto una reducción de los recursos circulantes y un freno al crecimiento económico que apenas llegará al 1% del PIB, insuficiente para generar empleo.

Sin embargo, a pesar de esta situación, las grandes corporaciones continúan obteniendo grandes beneficios (aunque menos que el año anterior) y sus ejecutivos siguen aumentando sus percepciones.

Es una situación peculiar, las empresas siguen repartiendo sustanciosos dividendos, las clases acomodadas siguen ganado mucho dinero, sin embargo el estado está en una situación financiera extrema y la clase trabajadora viendo como se reducen su poder adquisitivo y condiciones laborales o, directamente, desempleados.

Quizás sea el momento de tener que hacer un esfuerzo general. Si, uno más, pero en este caso general. Un esfuerzo en que toda la sociedad quede comprometida, trabajadores, corporaciones, estado; con el fin de romper la inercia del círculo vicioso, para conseguir que el estado incremente su recaudación y reduzca sus gastos, para reducir drásticamente el desempleo, para garantizar el crecimiento de las empresas.

Quizás sea el momento de hacer una reforma laboral radical, el momento de reducir las horas de trabajo de un modo sustancial repartiendo el trabajo y así acabar con el paro, aumentar la recaudación del estado, reducir las partidas de gasto vinculadas al desempleo, garantizar las pensiones y, ¿por qué no?, de repartir de un modo más justo la riqueza.

La vía adoptada por el gobierno nos ha llevado a los 4.079.742 desempleados registrados, 4.830.000 según la EPA, un 20,89% de la población en edad de trabajar. A una prima de riesgo situada por encima de los 400 puntos básicos, unos intereses inasumibles que comprometen la estabilización económica. A los recortes en los salarios de los funcionarios. Al retraso en la edad de jubilación y a una sustanciosa reducción en las pensiones futuras. 

Y estas son la medidas adoptadas por un gobierno socialista, si tenemos que atenernos a las advertencias del líder del PP... "Las medidas serán duras y tendremos problemas con mucha gente, pero entenderán que vivíamos por encima de nuestras posibilidades. Los españoles lo entenderán".

Si además Rajoy ya ha ido encargando estudios acerca del "copago" el futuro que nos espera, en el caso de que el PP llegue a ganar las próximas elecciones, puede pasar de nefasto a funesto.
¿Por qué tener que elegir entre "susto o muerte"? Reaccionemos, aun estamos a tiempo de salir de esta pesadilla.

Viñeta gentileza del genial J. R. Mora.

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